Ontem, táxi, Buenos Aires.
- Me entendés, pibe. Digo: uno tiene que elegir. La vida es eso, viste?
Claro, as escolhas, rapaz. Eu, no caminho de volta, ida de muitas expectativas. Se você vai, ou fica; se beija, cospe ou deixa de tossir, eso, pibe, te pone loco. Yo, por ejemplo, veo lo que me decís. Vos, por el mundo, confuso, demasiadas diferencias. Uno puede estar en su vida tranquila, en la casa que lo vio nacer, y ser feliz. O bien, así, comprometido, han sido tantas las arquitecturas, las mujeres, los colores. Cuatrocientos dioses, encima. Sí, pero, digo, es que, no, no, amigo, nada. Decís: cuando vuelva, estaré loco. Pibe, sos muy joven aún, qué edad tenés? Pero, sabés, yo, nunca me fui de la Argentina; claro, conozco a muchos extranjeros, la profesión... Quisiera haber tenido la oportunidad, pero qué querés que te diga. Luego no habrá camino de vuelta, amigo. Ese, creo, es el problema. Claro, a inventar una razón para la vida, un libro de ficción, un disco nuevo, otra fantasía. Ves, vos, con amigos acá, allá; mágico mientras lo tengas, y después, pibe? Después, cuando, lejos, sin mundo, porque en un mundo demasiado grande, ya no quieras estar completamente sólo? Sabés?
Não, Juan. Não sei. Que medo, taxista; suspeito, tem tempo, dói saber.
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