- Hostia, el otro día, el otro día, siempre el día que no viene, ni vendrá. Madre mía, basta con los futuros, mentiras conjugadas a favor de la esperanza. No lo ves? Por Dios, mañana o después, pasado mañana, aún por ser. Jesús. Ya, chaval, qué quieres que te diga? Que sí, claro, por qué no? Un día, no? Y nunca este día, entiendes? No, habrá manera. Espero que haya... Tal vez. Un sitio, tierra del hoy. Un espejo sin vueltas - la ausencia de un recuerdo. Nada. Solamente el "soy" - eterno, desplegado. Un camino sin origen o destino. Un cielo sin tierra. El alma sin cuerpo. Una pintura de Macke... O mejor, mejor, mucho mejor: un texto de Schwob - nada: el desespero de Martín y Alejandra. Ya, ya, me vas a hablar de la muerte, sin infierno. Lo haces muy bien; un día puede que me lo hagas entender. Pero queda aún: la prisa, la ansiedad por el sentido de eternidad en las cosas finitas - el amor, las amistades, la sonrisa, Dios, los "playmobils", más Calvin y Haroldo. Lo sé, me lo llevo muy mal - pero lo llevo y no lo puedo olvidar. Qué hago si he aprendido a ser eterno con sólo dos minutos de felicidad?
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